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Piru a 240 años de la segunda gesta independiente de America.

Una explicación desde la suerte del ultimo Principe Inka en Buenos Aires.

Publicado: 2020-08-27

Cuando fue tomado prisionero tenía un año más que la edad de cristo: 34 años; y niños y esposa. Tal vez les vio sus rostros por última vez. Tal vez, por esa crueldad que mora en los hombres, le permitieron despedirse. En su mente los protegió y los guardo en su corazón. Se aferró firmemente a sus ojos cuando los torturaban. Vio también morir a José Gabriel y Micaela. Nunca entendió por qué a él si lo dejaron vivir. 

El 2 de setiembre de 1827, muere viejo a los 80 años, en la Ciudad de Buenos aires, el que fuera el Príncipe y Comandante de Artillería del Inka Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los Mares del Sur. Había regresado a América en 1813, después de una larga ausencia de 32 años y varios meses; y sido residente del límite norte de la pequeña ciudad puerto, en la calle Inchaurri, hoy Corrientes y Cerrito.

Se sabe poco de él. Que su nombre fue Juan Bautista. Que yace en una cripta sin nombre del Cementerio de la Recoleta. Y que vivió en contra de su voluntad, en Ceuta, que está a unos 10 kilómetros cruzando el estrecho de Gibraltar, y que a fines de julio hace siempre un calor que mata a los pájaros y las bestias al medio día. Su vida y su regreso son enigmas, que comienzan con su nacimiento en 1747, en Tungazuca, Cuzco. Cuando cruza el atlántico hacia el puerto libre de Buenos Aires se acordaría que 30 años antes los marineros que lo bajaban en cadenas al límite de aguas y ataban su cuerpo a la proa del barco, de una manera extraña, lo cuidaban para que no muriera. Él quería morir. Pero porque seguía cantando y riéndose del mundo allí abajo, no lo dejaban. Le decían que era para que su alma no penara en el barco. Pero el solo cantaba para que en su despertar en la otra realidad del Hanan Pacha, pudiera abrazar a sus hijos, su mujer, sus hermanos, su padre y su madre. Les causaba miedo, y lo seguían alimentando. Se especula que lo cuidaron porque cuando sale libre, a los 66 años, a pesar de las torturas, todavía podía caminar. La península ibérica estaba tomada e invadida por los ejércitos napoleónicos desde el 1810, y el otro rey del Perú, Fernando VII, estaba en cautiverio. Ceuta había proclamado su autonomía constitucional en 1812. Salió desde entonces semi muerto y

libre. Olio el mar, observo el lento flotar de las gaviotas encima del puerto, se inclino a recoger un puñado de arena amarilla y camino hacia los barcos que salían hacia América.

Es factible que su liberación se explique por esos caprichos que, decían los Griegos compañeros de celda, los dioses le hacían a Odiseo. En este caso fue por la gestión de otro Inka, Diosnicio Inka Yupanqui: Diputado de electo de las Cortes de Cádiz (parlamento que se formo en la clandestinidad para resistir la invasión francesa). Este último presenta, sustenta y somete a votación decretos de las Cortes del 13 de marzo de 1811 y el 9 de noviembre de 1812 para que “con suma escrupulosidad defiendan a los indios, y cuiden que no sean molestados ni afligidos, en sus personas y propiedades, ni se perjudique en forma alguna a sus personas y privilegios” y que en América elimina la mita y el tributo de los amerindios. Cuando el Príncipe Comandante de Don José I (su hermano) regresa Buenos Aires, lo acogen y le dan una pensión oficial. El Perú en 1813 estaba en llamas y se debatía en las provincias del Rio de la Plata si un Inka podía ser parte de la solución de unificar América.

Juan Bautista, era hermano menor por nueve años de Don José Gabriel I. Y era en ese año el único sobreviviente del linaje Condorcanqui. “Soy Príncipe y participe de la guerra que dejo 100 mil muertos en todo el continente. Y soy el primero de los millones con los que resucitara mi hermano”. Se le oia decir. Su nombre se registra en la independencia de Tucumán el 9 de julio de 1816.

Su sobrevivencia no se explica. Fue capturado defendiendo a José Gabriel cuando un cura los engaño. El mismo tenía la proclama de independencia que se había leído dos meses antes en Quito, Santa Fe (hoy Bogota), Chile y Buenos aires. Curiosamente la proclama de independencia de 1780 no se había hecho en Lima, la ciudad de los Reyes y más importante del continente de entonces. Tal vez aquí jugo una instancia de clemencia salvadora de la diplomacia de los comerciantes ingleses con influencia en las cortes limeñas. Es remotamente posible. Tal vez no. Tal vez fue la casualidad. Lo inexplicable.

Se sabe muy poco de su vida. Se sabe que era un prominente empresario arriero, que llevaba mercurio de Huánuco al Potosí. Y que de allí llevaba cargamentos de plata del Potosí al Rio de la Plata, y regresaba llevando mercancías de los Países Bajos e Inglaterra a las ciudades del Potosí, Santa Fe (hoy Bogotá), Quito y Lima. Es muy posible que Juan Bautista le proporciona a José Gabriel contactos con Corsarios y Bancos mercantiles ingleses que los utilizaban desde Montevideo. Y viaja (con su hermano?) a caballo dos veces entre 1777 y 1779 al Puerto de Buenos Aires (casi 4 mil kilómetros de viaje, ida) para proveerse de armamentos, municiones y mercenarios. Desde octubre de 1777, en que se crea el Virreinato del Rio de la Plata, las empresas de Juan Bautista no pueden comerciar legalmente. Están paralizadas. Huánuco, centro de producción de mercurio, necesita permisos de Lima. Y este no se los da. Sin el mercurio no se puede producir plata. Sirve para limpiarla de otros metales. Y el Potosí y todo el Alto Perú (Incluido Puno), pertenecen al Virreinato del Rio de la Plata. Es decir, sin mercurio Potosí no puede producir. Buenos aires entonces esta también irritada. Sin plata no existe tampoco el Rio de la Plata.  

Lima en 1777 ha sido despojada de la hermosa ciudad del Potosí y de la Casa de Moneda de la Corona que allí se encontraba. Potosí era un centro de producción cosmopolita, se dice más grande que existía en el mundo hasta el xvii, más grande que Nueva York, o Paris. En Londres se conoce el dicho ¡‘Vale un Potosí’!. 

Las elites limeñas están inflamadas. Saben que en este acto se les juega su suerte. Lima había sido hasta ese año, EL centro de comercio. Ciudad capital de todo el continente hasta Filipinas. Por el Callao se tenía que comerciar y tributar todo. Y todo estaba ya desapareciendo ante sus ojos. Y rápido. Sin el Potosí ya no habría fiestas patronales, ni las caza de venados en los Amancaes, ni cientos de esclavos. Ya los jardines de Lima estaban desapareciendo como los de Babilonia. La única forma de aminorar la catástrofe era cortar el suministro de mercurio a Buenos aires, para de allí poder negociar acuerdos. Los Condorcanqui están en el medio de estas disputas geopoliticas. Buenos aires por un lado se consolidara como el nuevo centro americano y su suerte está estrechamente ligada a la suerte inversa de la de Lima. 

Juan Bautista vio la expansión de la avenida Inchaurri en Buenos Aires y tal vez recordó cuando llego con su lista de pedidos de armamento y corsarios en 1777. Y tal vez le paso por la mente que otra hubiera sido la historia si llegaba un año antes. En ese año -1777- el Rio de la Plata estaba de fiesta. Por dos siglos el contrabando de la plata del Potosí (entre el 60-70%) era desviada hacia el Atlántico por Buenos Aires y a Montevideo, no salía por el  Pacifico (por Puerto del Callao en Lima). En Buenos Aires se comerciaba  manufacturas de los países Bajos e Inglaterra, prohibidas en todo el continente por la corona Hispana. En 1776, Buenos Aires consigue ser Virreinato. Ya no dependía de Lima.

Y cuando llegan allí en 1777, ya era tarde. Potosí ya era de Buenos Aires. Ya no los necesitaban. A los empresarios y banqueros ingleses les dijo que todavía necesitaban el mercurio de Huánuco. Sin mercurio no había plata. Y sin plata no habían importaciones. Entonces cuando llega Juan Bautista al Rio de la Plata en 1813, (30 y pico años después) no es un desconocido. Juan Bautista se acordará que cuando llega con su hermano a la hermosa ciudad de Buenos Aires esta última ya no dependía de Lima. Y los Condorcanqui tuvieron que regresar con las manos vacías, sin corsarios ni armamento.

La historia es conocida de allí en adelante. Con milicias no pueden liberar al Cuzco. El ejercito realista, entrenado en mil combates, los hace pedazos. 

¿Por que sobrevive Juan Bautista la masacre que vino con la pacificación de las Américas? Esto no se explica. Tal vez parte del enigma este en Montevideo. Montevideo y Buenos aires son establecimientos de casas comerciales y bancos ingleses. Estas casas y bancos financiaban gestas. Las coordinaban desde las experiencias de Francis Drake (Lord) para hacer posible las exportaciones desde el Mar del Plata a Europa. Sacaban a los corsarios cuando necesitaban que la armada española se distrajera y para que llegaran salvas las importaciones a América de las nacientes industrias europeas. Siguiendo las ideas que estaban en boga del escoses Adam Smith (1723-1790), Inglaterra se beneficiaba directamente de la liberación de los mercados de América porque estas producían las materias que está en contrapartida les vendería. Tal vez tuvieron alguna intervención para salvarle la vida.

30 años después de la infructuosa negociación de los Condorcanqui, es evidente que el control del mercurio es estratégico. E inglaterra responde a los pedidos, atreves de Thomas Cochrane (Lord), el empresario John Parish Robertson y William Miller. Estos apoyan a la expedición del sur de José de San Martin. 

• El Comandante de Marina y Conde Thomas Cochrane utiliza por primera vez tecnología de cohetes para bloquear el puerto del Callao desde 1819 y proclama la independencia del Perú  en Supe y Pativilca en aquel año. 

• John Parish Robertson acompaña a San Martin desde la batalla de San Lorenzo en 1813 y es el que informa a detalle al gobierno británico de los acontecimientos en Latinoamérica. Es representante del Banco de Escocia y negociante de los empréstitos de las nacientes republicas con el Banco Bearing de Londres. Y se convierte en representante comercial exclusivo de los gobiernos de Perú y Chile hasta 1825. 

• William Miller, formidable hombre de armas. Se queda en el Perú representando a la diplomacia británica. Es el Primer Mariscal del Perú. Se sabe que le cubre las espaldas a Bolívar cuando este está escapando de la batalla de Junín, traicionado este último por Manuel Isidoro Suarez (bisabuelo de Jorge Luis Borges) que se resiste a defenderlo cuando la caballería realista lo iba a matar. Andres Razuri se da cuenta y ordena a Miller defenderlo. Este ingles del condado de Kent (que se hace llamar Guillermo) lleva en su cuerpo más de veinte balas por ello, que se descubren cuando muere en Lima de viejo, despojado de su rango por la elite ‘por defender a los indios’. 

Aun así, no es claro ¿Por que sobrevive el Principe Juan Bautista? Cuando es atrapado el tiene consigo la proclama emancipadora de su hermano dio el 18 de Mayo de 1781: “Don José Primero, por la gracia de Dios, Inca Rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y Continentes de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazonas con dominio en el Gran Paititi, Comisario Distribuidor de la Piedad Divina”. Tal vez nunca lo sepamos. En sus últimos días en Buenos aires 1827, el Perú ya era una república. El Alto Perú también. Y el argentium seguía saliendo por el mismo lugar: el Rio de la Plata. 

En los últimos segundos de los ojos del Principe se pudo ver que sus pupilas se ensanchaban. Escucho a lo lejos el mar. Tal vez otra vez se vio sobre sus hombros de su hermano mayor yendo al borde del rió a jugar. Escucho a sus hijos y les dijo que todos los ríos fluyen desde las estrellas. Vio la gran Yacumama que también es el Amaru. Y se vio cabalgando esos cuatro mil kilómetros y 2 siglos que separan Tungazuca con Buenos Aires. 



Escrito por

Andres O Velarde

Radica en Inglaterra, vive en Canterbury.


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